Nuevo nombre
Puan y Notanpüan
Martes 28 de junio de 2016
"Me pregunto también si habrá alguna otra librería en el mundo (además de la editorial homónima) que adopte su nombre tomando como referencia a una facultad en la que se enseña literatura, así sea para interponer sus cláusulas negativas, concesivas o adversativas".
Por Martín Kohan.
Me pregunto si en la librería “Notanpüan”, de San Isidro, se venderán los libros de David Viñas, de Ricardo Piglia, de Noé Jitrik, de Nicolás Rosa, de Jorge Panesi, de Josefina Ludmer, de Beatriz Sarlo, de Daniel Link, de Graciela Speranza, de Gonzalo Aguilar, de Sylvia Saítta; me pregunto si se venderán las novelas de Carlos Gamerro, de Aníbal Jarkowski, de Miguel Vitagliano, de Alan Pauls; si se venderán las de Juan Terranova, las de Mauro Libertella, las de Pola Oloixarac; me pregunto si se venderán los libros de poemas de Delfina Muschietti, de Ariel Schettini, de Marina Mariasch; me pregunto si se venderán los libros de crítica literaria de Julio Schvartzmann, de Fermín Rodríguez, de Alejandra Laera, de Soledad Quereilhac, de Sebastián Hernaiz. Y un etcétera tan inmenso que no doy abasto con la enumeración. Me pregunto si en la librería “Notanpüan”, de San Isidro, estará a la venta el libro que editó recientemente Paidós con el curso de teoría literaria que Josefina Ludmer dictó en 1985 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (sita en Puan 480) o el libro que acaba de editar Eterna Cadencia con el seminario sobre Saer, Puig y Walsh que Ricardo Piglia dictó en esa misma casa de estudios (sita en esa misma calle). Me pregunto, en resumen, qué tan Puan será después de todo “Notanpüan”; hasta dónde llegará su vocación de antítesis, hasta donde llegará su mascullado no tanto. Me pregunto también si habrá alguna otra librería en el mundo (además de la editorial homónima) que adopte su nombre tomando como referencia a una facultad en la que se enseña literatura, así sea para interponer sus cláusulas negativas, concesivas o adversativas. Me pregunto si habrá en alguna otra parte un estar así pendiente, una orbitación satelital tan resignada y tan rabiosa.
Yo opino que es muy bueno que se destinen fondos públicos a la rigurosa capacitación de profesores y profesoras de literatura y a una formación de exigencia de investigadores y especialistas en crítica literaria. Opino que es muy bueno que ese espacio exista, como existe, como ámbito de pluralidad, con criterios e ideologías diversas, con diferencias y discusiones, con variantes y desacuerdos. Valoro personalmente que forme parte de nuestra universidad pública y gratuita. Su prestigio me parece justo y me suscita orgullo.
Para los que le tienen rencor, hay buenas noticias: el presupuesto educativo actual para las universidades es muy pobre, y fue apenas emparchado por el gobierno de Mauricio Macri; los salarios de los docentes quedaron sumamente maltrechos al cabo de la última y muy laboriosa paritaria. Alégrense: hay todavía un número cuantioso de docentes que siguen trabajando sin percibir remuneración monetaria alguna (el mal llamado ad honorem). Festejen: a la mañana, las clases conviene darlas con la campera y la bufanda puestas, porque no hay plata para encender la calefacción durante toda la jornada laboral. Regocíjense: los marcadores para pizarra se acabaron y no hay plata para reponerlos, el docente que precise uno para enseñar tendrá que comprárselo él mismo. Sean felices con su resentir: no están solos en el rencor. Cuentan con aliados que son bien fuertes.